martes, 21 de abril de 2015

¿Muestro y luego existo? Reflexiones acerca del fenómeno: Sexting

“Al volante, cada uno abrocha su propio cinturón de seguridad” 

Gilles Lipovetsky


¿Podemos afirmar que hoy en día como sociedad, educamos a los jóvenes como individuos soberanos, informados, libres y administradores prudentes de los contenidos que comparten en la Web 2.0 ?

 


(Foto : Google )


En la presente sociedad digital e informacional se presentan fenómenos complejos que implican desafíos y retos, que tienen que ver con la escasa prudencia que posee el usuario promedio -menor de edad-, al compartir información y contenidos de manera irresponsable en el internet desde sus dispositivos móviles- smartphone, tablet, etcétera.

Un ejemplo de estos fenómenos lo constituye el llamado: Sexting, mismo que debe su nombre a la contracción de sex y texting. Tal anglicismo se usa para referirse al envío de contenidos eróticos por medio de dispositivos móviles, es decir imágenes de menores -creados por menores de edad- que podrían calificarse como pornografía infantil según las leyes penales aplicables en la materia.

   

(Foto : Google )


Estudios sociológicos refieren que hoy en día los jóvenes viven una cultura donde la rigidez y lo estándar “no vende”, no interesa. Donde el Sexting crece frente a un culto por la espontaneidad, aunada a una educación permisiva que apuesta a los deseos, al Hedonismo y al ocio.

Según el filósofo francés Gilles Lipovetsky , en la La era del vacío el Narcisismo que caracteriza a la generación de jóvenes hoy en día, privilegia el acto de comunicación sobre la naturaleza de lo comunicado. Es decir, los individuos encuentran un frenético deseo de expresarse sea cual fuere la naturaleza del “mensaje”.

(Foto : Google )



Ese placer narcisista orilla a los jóvenes a expresarse sin otro objetivo que el mero hecho de revelarse y ser grabado, para luego dirigir su “contenido- mensaje” hacia un micro-público: las Redes sociales. El problema consiste, en que justo esos  valores hedonistas, permisivos y psicologistas; han generado una nueva forma de control de los comportamientos; creando una sociedad flexible basada en la información y en la estimulación de las necesidades, el sexo y otros “factores humanos”que dominan frente a la escasa cibercultura de los usuarios.

(Foto : Google )


Sin embargo el mostrar o no la desnudez en las redes sociales ya no es una elección estrictamente personal. En el caso de  Instagram , en tanto red social, la empresa decidió desarrollar reglas sobre desnudos desde 2014. Con una serie de Términos básicos como:

(Foto : Google )

  • No publicar desnudos- parciales o totales-,  imágenes pornográficas o sexualmente sugerentes  a través del servicio.
  • No difamar, acosar, intimidar o amenazar a personas.
  • Declaración expresa del usuario como único responsable de su conducta y de los clips de datos, texto, archivos información, imágenes, gráficos, fotos, perfiles, audio y vídeo etcétera; que envíe o muestre a través del servicio entre otros.

De hecho, Nicky Jackson Colaco, directora de política pública de Instagram  relató en el Washington post , que en materia de fotos y vídeos relativos a desnudos artísticos o creativos, si se permiten compartir siempre y cuando sean desnudos en fotos de cuadros y esculturas. Narró además que en el sitio oficial se restringe también la publicación de actos sexuales, genitales y primeros planos de nalgas totalmente al descubierto. Aclara que sólo se autoriza compartir fotos de pezones femeninos, si se trata de mastectomías y de lactancia materna.

En el caso de Facebook, la regulación de los desnudos son similares a las de Instagram.

Twitter por su parte, avisa la obligación de reflexionar cuidadosamente sobre aquello   (Foto : Google )
que está publicando, sea información o contenido como fotografías, vídeos y enlaces a través de los servicios. Resalta además, la especificación precisa sobre la regulación de material pornográfico o excesivamente violento en su imagen de perfil, imagen o encabezado o imagen de fondo.

(Foto : Google )


Sin embargo, el que exista cierta regulación en los sitios oficiales de las redes no es suficiente. Tal es el caso de twitter que publica una sección de  consejos para adolescentes en caso de interacciones negativas o que hacen daño y qué hacer en caso de que se les presenten.

¿Podemos culpar a los jóvenes por estas malas prácticas?, ¿ Son los únicos responsables de impedir las interacciones nocivas en la red? ¿ A ellos les toca generar entornos seguros y respetuosos entre ellos sus pares?

El rol de padres de familia, maestros, tutores y  sociedad en general, es empoderar a nuestros jóvenes para que sepan enfrentarse de mejor manera a la sobre-multiplicación de elecciones que implica el uso de las redes sociales. 

A los administradores de los sitios sociales, también les toca establecer reglas y crear contenidos divulgativos que provoquen la reflexión y participación de un público de usuarios cada vez más responsables, soberanos, informados y libres de los contenidos e información que comparte en la Web.

El ser omisos en la formación de nuestros jóvenes, no nos exenta como sociedad de las  consecuencias presentes y futuras derivadas de esta mala práctica.

¡Al final del desierto social, al volante y frente al internet:
cada uno abrocha su propio cinturón de seguridad...!



Gracias de antemano por tu comentario ¡!
Lo espero...

lunes, 13 de abril de 2015

¿ Educamos para la democracia?





“La ética no se dice, se muestra”
                                                                                 Wittgenstein


Imagen de  L@uR@



Como humanidad, avanzamos día a día rumbo a la sociedad del conocimiento concebida como aquella donde el conocimiento y el saber son los parámetros que condicionan y/o gobiernan la constitución y organización de la sociedad actual. 

Si es así, entonces ¿Podemos afirmar que educamos  jóvenes éticos y autónomos que consolidarán en lo futuro nuestra incipiente democracia mexicana?

Si bien el modelo educativo en México -en el nivel de básica- se avoca en alguna medida, a la formación de educandos para la autonomía; en la práctica como padres, maestros, tutores y sociedad fallamos. No ilustramos  del todo a los educandos para la argumentación y el discernimiento. 

El alumno, hijo o ciudadano que disiente se le ve como adversario, si no es que como enemigo. En los diferentes ámbitos, se privilegia, en muchos de los casos,  la uniformidad de pensamiento. También se premia, en no pocas veces, la sumisión. 

Si el sentido de educar para la democracia, consiste en saber argumentar, discernir y dar sentido a las decisiones personales y colectivas; entonces las elecciones que se toman a diario en el aula, la escuela, familia y sociedad, debieran ser oportunidades inmejorables para acrecentar estas competencias ciudadanas.

 Las Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) por sí solas, no generarán per se competencia ciudadanas; son las buenas prácticas éticas las que incentivarán esos saberes. 

La presente campaña electoral también constituye una plataforma de oportunidades para discernir en colectivo. Revisar las plataformas digitales y redes sociales que lo diferentes partidos y políticos ofrecen, es un laboratorio digital idóneo para iniciar este ejercicio democrático. Observar los diversos perfiles de los candidatos, así como sus discursos y  propuestas ausentes o presentes; es una forma de enseñarles a debatir con argumentos sólidos e informados.

Educar a los internautas jóvenes, futuros ciudadanos, a tomar decisiones éticas en lo personal y en lo colectivo en la presente sociedad del conocimiento, no sólo es nuestra obligación, también es nuestro derecho.









lunes, 6 de abril de 2015

Reputación e identidad digital ¿A quién le importa?



En la presente sociedad de la información definida por la generación, la gestión y el uso de datos; los no nativos y nativos digitales se encuentran expuestos ante un gran cúmulo de información disponible en internet.
El universo de esta información la conforman sobre todo contenidos multimedia, textos, sonidos, imágenes y bases de datos, así como datos personales que  contribuyen  a crear nuevas identidades personales en el mundo digital.
La Web 2.0, cuya sociabilidad inició desde los años 90, ha crecido de forma exponencial. Este expansión ha propiciado una evolución en el rol del usuario tradicional de la web; es decir, no sólo es consumidor de información, también es participante, gestor, generador  y comunicador de datos.
Sin embargo, un gran sector de usuarios de la web 2.0 no necesariamente saben utilizar las nuevas tecnologías. Es decir, carecen de habilidades digitales que constituyen hoy en día competencias imprescindibles para el ciudadano del siglo XXI. Para el caso: la competencia de gestionar con ética, eficacia y eficiencia la propia identidad digital.
La identidad digital se constituye por todo aquello que nos identifica como individuos en el entorno web, misma que unifica la esfera personal y virtual.
En el contexto de la Red, el usuario está expuesto a la investigación de su  reputación digital, ya que esta es posible de ser identificada, extraída, clasificada y analizada. Dicha indagación se realiza con herramientas tecnológicas de vanguardia muy precisas, que revisan los siguientes datos:
reputación digital.png
Un aspecto importante dentro de la metodología de la indagación de la reputación digital u online de un individuo, consiste en denotar que para el investigador, el acceso a los contenidos no es lo primordial, sino al sentido y significación que  el propio usuario les otorga. De ahí que la información que genere el sujeto en la red, puede favorecer, o no,  a su propia reputación digital.
Finalmente la representación del “ yo digital” en la web, en tanto identidad digital, supone hacer un uso responsable y ético de todos y cada uno de los contenidos a utilizar desde las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).

En breve: la evaluación de la reputación digital, es un asunto de importancia mayúscula no sólo para terceras personas, también es un asunto esencialmente personal.